Temas

Introducción

Introducción 

            El comportamiento humano es por completo predecible ya que es por completo instintivo, es por esto que para poder predecir el comportamiento humano basta sólo con conocer sus instintos. Dentro del comportamiento humano se distinguen dos instintos: el de supervivencia y el de reproducción, pero existe también otro instinto el cual no sólo tiene el ser humano, sino todo ser vivo, que es el de trascendencia. Este instinto es el principal y todos los demás instintos son herramientas de este, es decir todos los demás instintos existen sólo para que la trascendencia se logre.

El instinto de trascendencia lo tiene cualquier ser vivo, desde aquel que se compone de una sóla célula hasta aquel que se compone de una colonia de estas, así como también lo tiene el individuo que se compone de varias colonias de células como en el caso de las colonias de hormigas, siendo una hormiga una colonia de células.

En el comportamiento del ser humano se aprecia, en ocasiones, que se actúa en contra de los instintos como en los casos del suicidio, del celibato o simplemente del no comer, aún cuando se tiene hambre y comida. La razón de estos comportamientos  es que el instinto de trascendencia, que es más fuerte, es el que está actuando. Se podrá ver que el comportamiento puede ir en contra de cualquier instinto, excepto del de trascendencia.



La máquina

Una máquina está definida como un conjunto de aparatos combinados de tal manera que puedan recibir cierta forma de energía, transformarla y restituirla para producir así un efecto ya previsto. Ya que el ser humano entra en esta definición, se tratará a este, de aquí en adelante, como una máquina; la máquina humana.

          Una máquina se compone de una entrada, un mecanismo y una salida. La entrada es la energía que se recibe, esta es transformada por el mecanismo en la salida, que también es energía. De acuerdo a lo anterior, se puede decir que la salida depende de la entrada y del mecanismo.

 Control de las máquinas

             A la salida de una máquina se le puede llamar comportamiento, entonces el comportamiento de una máquina depende de la entrada y de su mecanismo. El mecanismo de una máquina no cambia, se puede decir que es constante, sin embargo su entrada si puede variar, debido a esto, la única manera de manipular la salida o comportamiento de una máquina es mediante su entrada. Tener dominio sobre el comportamiento de una máquina se llama control de la máquina.    
             
La mayoría de las máquinas que construye el ser humano son controladas por él mismo. El entendimiento que tiene del mecanismo que compone a dicha máquina, hace que sepa cuál será su salida. Un ejemplo de esto es cualquier vehículo, una persona puede dirigir un vehículo entendiendo el funcionamiento del motor y el mecanismo de dirección.

            Hay un tipo de máquinas que no son controladas por el hombre y que se les da el nombre de automáticas. Este tipo de máquinas se dice que funcionan por sí mismas es decir que se controlan a sí mismas y aunque el control de algunas máquinas no lo tiene el hombre, el funcionamiento de ninguna de ellas depende de ellas mismas. En realidad, el ambiente en el que se encuentran las llamadas máquinas automáticas es el que proporciona la energía en la entrada que finalmente, se convierte en el comportamiento o salida de estas, por tanto el ambiente es el que las controla. Estrictamente hablando no existe una máquina automática.

Para que una máquina sea automática, debe de suceder que se controle a sí misma, es decir que su entrada provenga de la misma máquina. Para que suceda esto, la máquina en cuestión tendría que estar aislada del ambiente para que no entrara energía que la pudiera controlar en conjunto con la de ella misma, pero para que una máquina exista, su salida debe de ir al ambiente y si está aislada, la salida no llegaría al ambiente y no podría ser captada, por tanto no existiría.

Si de alguna manera se pudiera aislar la entrada del ambiente, pero fuera posible, al mismo tiempo, comunicar su salida con el ambiente, esto llevaría a que la máquina se consumiera a sí misma ya que es ella el único lugar de donde pudiera tomar energía de entrada. Todo lo anterior hace que una máquina automática no pueda existir.


Máquina humana

Así como toda máquina se compone de un mecanismo que trasforma a una entrada en una salida, la máquina humana también se compone de un mecanismo que transforma una entrada en una salida. La entrada se encuentra en el ambiente de la máquina humana, la salida depende de esa entrada y de su mecanismo.

El mecanismo de toda máquina tiene un diseño tal que hace que su entrada tenga un tipo de salida característica, por ejemplo: se tiene una variable “A” que entra en una máquina “X” y sale una variable “B”, por otra parte, se tiene una máquina “Y” en la que entra una variable “A”, pero esta vez sale una variable “C” la diferencia en el diseño de sus mecanismos hace que se tenga una diferente salida a pesar de tener la misma entrada.

La tarea de la máquina “X” es convertir las “A” en “B”, la tarea de la máquina “Y” es convertir las “A” en “C” y la tarea de la máquina humana es convertir la entrada en trascendencia.


Trascendencia

En el caso de la máquina humana el diseño de su mecanismo es tal, que siempre ordenará a esta hacer lo que la haga trascender.
Como toda máquina, la máquina humana tiene una tarea en específico. Así, si un vehículo tiene una tarea, que es la de transportar algo, la máquina humana también tiene una tarea y se puede resumir con una sola palabra: Trascendencia.

Con trascender se entiende, simplemente, el extenderse en el tiempo. Eso es para lo que el mecanismo de la máquina humana está diseñado.

La forma en que, la máquina humana, puede extender en el tiempo o trascender es de dos maneras: una de ellas es manteniéndose viva y la otra es reproduciéndose. Es por esto que requiere los instintos de supervivencia y de reproducción los cuales son instintos  herramienta del instinto principal que es el de trascendencia.

Como herramienta del instinto de trascendencia, la tarea inmediata del instinto de supervivencia es evitar la muerte, pero su fin principal es la trascendencia. Así mismo, la tarea inmediata del instinto de reproducción es que la máquina humana se reproduzca, pero su fin principal es la trascendencia. Tal como si se tuviera la tarea de construir algún artefacto, se tienen diversas herramientas, por ejemplo una que sirva para colocar tornillos, aunque la tarea inmediata de esta herramienta sea la de colocar tornillos lo que realmente se busca al usar esta herramienta es construir el artefacto.

El cuerpo de la máquina humana se va renovando constantemente, de manera que en unos años ya no es la misma materia. Se forma una cadena de células que se extiende a lo largo del tiempo; que trasciende, unas células mueren y otras se crean. Esto quiere decir que, en algún momento de la vida de la máquina humana, todas las células de las que estaba compuesta en un principio habrán muerto, sin embargo, las células de las que estará compuesta en ese momento, descenderán de las células de las que alguna vez se compuso; esto es la trascendencia.

La principal manera de extenderse en el tiempo es conservar la vida, para esto se utiliza el instinto herramienta de supervivencia. La reproducción es otra herramienta para lograr trascender, las células del cuerpo de un individuo pasan a un segundo individuo o hijo y el primer cuerpo puede morir, pero quedan sus células en el segundo cuerpo y de esta manera ha trascendido.

Si se observa cuidadosamente el comportamiento de cualquier ser vivo, se llegará a la conclusión de que cada uno de sus actos tienen como fin el trascender. Comportamientos como comer, respirar, dormir, reproducirse…, todos estos tienen como fin el trascender.

Debido quizá a su peculiar cerebro, el comportamiento del ser humano es mucho más complejo que el del resto de los seres vivos, sin embargo tiene la misma tarea, ya que este es también un ser vivo.



Colonia de unidades de vida

            El comportamiento de la unidad de vida o célula, se rige por medio del instinto de trascendencia. La unidad de vida conforma, junto con otras unidades de vida, colonias y debido a que el comportamiento de las unidades de vida está regido por el instinto de trascendencia, el comportamiento de la colonia también está regido por el instinto de trascendencia.

Varias colonias de células pueden formar otra colonia y entonces el comportamiento de esta última colonia, así como el comportamietno de las colonias que la conforman estará regido por el instinto de trascendencia. Todas las unidades de vida de una colonia tienen en común la genética.

El instinto de trascendencia se refiere a la trascendencia de la colonia. La tarea de la colonia será trascender y la de sus elementos, que pueden ser otras colonias o unidades de vida, será que la colonia trascienda. Si sólo se trata de una unidad de vida, entonces su instinto de trascendencia se referirá a la trascendencia propia.
En el caso del ser humano, una persona y las células que conforman a dicha persona, son la colonia y las unidades de vida, respectivamente, entonces el comportamiento de dicha persona y de sus células estará regido por el instinto de trascendencia de la persona.

Una hormiga y sus células son la colonia y las unidades de vida respectivamente, varias hormigas conforman una colonia de hormigas, entonces el comportamiento de la colonia de hormigas y de las hormigas, estará regido por el instinto de trascendencia de la colonia de hormigas.

Un padre y su hijo puede ser un ejemplo de una colonia compuesta de varias colonias como la colonia de hormigas. Las células del padre y las del hijo tienen la misma genética. Al ser una nueva colonia la tarea será que trascienda la colonia.

En una colonia cada elemento tiene tareas, dichas tareas tienen como finalidad que la colonia trascienda. Por ejemplo en una colonia de hormigas hay una reina, obreras, soldado…, cada una con tareas especificas con la finalidad de que la colonia trascienda. Los órganos de una persona pueden ser considerados como elementos y cada órgano tiene tareas diferentes que tienen como finalidad que la persona trascienda. En la colonia que forman el padre y el hijo, sus dos elementos, es decir el padre y el hijo, tienen tareas diferentes con la misma finalidad; que toda colonia trascienda.

La colonia siempre tiene el mismo instinto general que es el de trascendencia. Para llevar a cabo ese instinto se requiere de instintos herramienta. Los instintos herramienta dependen del instinto de trascendencia en sí, que es constante en toda colonia, y dependen también de la colonia, que puede cambiar. De tal manera que por ejemplo, una mujer, tendrá una gama de instintos herramienta cuando ella es la colonia completa, pero cuando se convierte en madre, la colonia cambia, la madre se convierte en un elemento de la colonia y el hijo en otro. Como la colonia cambió, los instintos herramienta también cambiaron ahora se tiene, por ejemplo, el instinto maternal.


Libre albedrío

            Las acciones de la máquina humana dependen de su mecanismo y de la energía que entra a este. Un mecanismo puede ser considerado como un programa; un programa que indica a la máquina qué hacer si sucede tal cosa, es decir le dice a la maquina: “si sucede esto, entonces haz esto”.

Se tiene la idea de que el mecanismo de la máquina humana es el libre albedrío, que sería algo como: “Si sucede esto, entonces haz lo que quieras”. Esto quiere decir que, si el mecanismo de la maquina humana es el libre albedrío, no importa la información que entre en dicho mecanismo, siempre la reacción que tenga la máquina humana será una impredecible.

La manera en que actúa un ser humano parece impredecible, pero no lo es. Su comportamiento depende, simplemente, de un programa muy sencillo, pero con una gran cantidad de información.

            El comportamiento de la máquina humana se puede predecir si se reduce la cantidad de información en el programa ya que el programa dice sencillamente que se haga la acción que más ayude a la trascendencia. Esto quiere decir que la máquina humana hará,siempre, la acción que según ella, beneficie más a su trascendencia.

Si se tiene a una máquina cuyas acciones dependen de una gran cantidad de variables, su comportamiento fácilmente se puede confundir con libre albedrío. Una máquina compleja, al realizar actividades que dependen de un número grande de variables, tiene un comportamiento que es, prácticamente, impredecible, pero esto no quiere decir que realice las actividades que ella quiere.   
           
Si el mecanismo de la máquina humana fuera el libre albedrío, esto querría decir que la misma máquina humana controlaria su comportamiento, es decir sería automática, pero como se vió anteriormente una máquina automática no existe. 

Con el libre albedrío, el hombre sería capaz de realizar alguna actividad con la intención de perjudicar su trascendencia y esto nunca se ha visto. Mover un brazo, pestañear o brincar, todo tiene, como fin, trascender.    

            Se tiene, algunas veces, que el comportamiento de la máquina humana perjudica inmediatamente su trascendencia y esto se da porque en el ambiente pudo haber habido información que no se tomó en cuenta, quizás por falta de capacidad para captar más información, pero no porque el diseño del mecanismo de la máquina humana haya tenido la intención de perjudicar su trascendencia o porque no haya tenido la intención de trascender.




Relaciones humanas

            Como todo comportamiento de la máquina humana se lleva a cabo para obtener trascendencia, entonces cualquier relación que busca la máquina humana con algún elemento del ambiente en el que se encuentra tiene como finalidad que ella trascendencia.

Cuando una máquina humana sabe que, de algún elemento del ambiente puede obtener trascendencia, entonces ella realizará acciones para relacionarse con ese elemento. Uno de esos elementos ambientales puede ser otra máquina humana, cuando es así a esta relación se le llama relación humana.

            A una relación humana se le puede llamar negocio, un negocio de trascendencia a cambio de trascendencia. En una relación de padres e hijos los padres buscan extenderse a una maquina más joven y por tanto con mayor probabilidad de vivir. Los padres dan prácticamente todo a un hijo y un hijo aparentemente no da nada a cambio, pero en realidad el padre está recibiendo del hijo trascendencia mediante la extensión de sus células a ese cuerpo más joven; el hijo está obteniendo trascendencia mediante la ayuda a no morir que le dan los padres.

En una relación de padre y madre sucede lo mismo que en todas las relaciones, uno da trascendencia y el otro recibe también trascendencia. En la relación de amigos también uno da al otro trascendencia para obtener trascendencia.

Toda relación humana existe mientras las máquinas humanas involucradas en la relación estén obteniendo trascendencia de dicha relación, o al menos eso crean. La máquina humana termina la relación cuando esta deja de darle trascendencia o comienza a quitarle.

Los elementos de una colonia pueden relacionarse entre sí. Una mano puede rascar la cabeza o una hormiga puede alimentar a otra. Y es por esto que una relación humana puede existir con una sola colonia, por ejemplo; padre e hijo que son dos elementos de la misma colonia, se relacionan.  Las relaciones entre elementos de una misma colonia “A” siguen las mismas reglas que las relaciones entre dos colonias, pero en este caso, todos los elementos relacionados, buscan la trascendencia de la misma colonia “A” y no de colonias diferentes. Es decir la mano busca la trascendencia de la persona y la cabeza busca la trascendencia de la misma persona o la hormiga que alimenta a la otra hormiga busca la trascendecia de la colonia de hormigas y la hormiga alimentada busca la trascendencia de la misma colonia de hormigas. 

 El bien y el mal

El bien y el mal son dos tipos de comportamientos que adopta la máquina humana al relacionarse. La máquina humana toma en cuenta, en el momento de actuar, si sus comportamientos serán buenos o malos o más bien si serán considerados como buenos o como malos por los demás.

Es muy sencillo determinar si un comportamiento es bueno o malo. Para la bondad y la maldad se necesita, estrictamente, de una parte que realice un comportamiento y de otra parte a la que le afecte ese comportamiento ya sea para bien o para mal. Un comportamiento que afecta para bien es uno que ayuda a trascender a la parte afectada. Un comportamiento que afecta para mal es uno que perjudica la trascendencia de la parte afectada. La parte afectada puede ser tanto el mismo individuo que realiza la acción como cualquier otro.    

Dependiendo de sus experiencias, las máquinas humanas consideran a ciertos actos como buenos y a otros actos como malos.

Todo lo considerado malo es lo que perjudica la trascendencia de algún individuo. Matar es algo considerado como malo y esto es algo que perjudica a la trascendencia. Robar es otra cosa considerada mala y también perjudica la trascendencia.

Todo comportamiento de la máquina humana tiene como finalidad la trascendencia, o sea, que la máquina humana adopta ya sea el comportamiento del bien o del mal para que, de esta manera, su trascendencia se facilite. El tener un comportamiento bueno o malo depende de lo que determine conveniente la máquina humana.

Según crea conveniente la máquina humana es el tipo de comportamiento que tiene ya sea bueno o malo. Como el bien y el mal son comportamientos destinados a afectar a alguien, entonces se tiene que el bien y el mal es un fenómeno que solo se ve en las relaciones y cabe aclarar que se puede tener una relación con uno mismo.

El bien y el mal tienen sus ventajas y desventajas cada uno, por ejemplo: A la hora de la elección del más apto se tiene una desventaja si no se es considerado como el más apto. Lo que se podría hacer, entonces, es intentar debilitar o eliminar a otros mejores, para así ser elegido como el más apto, pero el que una máquina humana intente debilitar o eliminar a otras máquinas humanas tiene consecuencias negativas para ella misma. Si una máquina humana intenta afectar negativamente la trascendencia de otras, esas otras no lo permitirán. Las acciones de estas máquinas humanas para evitar que algún individuo las afecte no serán convenientes para dicho individuo. Esto es un ejemplo de la inconveniencia de tener un comportamiento malo.

Para no preocuparse por que otra máquina humana afecte su trascendencia, este individuo entonces, tendrá acciones buenas para ser identificada como: “no amenazante de la trascendencia” y tratará de no tener acciones malas para no ser identificada como: “amenazante de la trascendencia”. Una máquina humana, obviamente, querrá a otra máquina humana siempre que le ayude a trascender, pero no la querrá si sospecha que le puede perjudicar la trascendencia.    

Si una máquina humana “A” identifica a otra “B” como buena quiere decir que “A” cree que “B” no intentará poner en riesgo la trascendencia de “A” y la situación puede seguir como siempre, pero si “A” identifica a “B” como mala, quiere decir que “A” cree que “B” puede afectar la trascendencia de “A” de forma negativa. Cuando esto sucede “A” hace algo al respecto y normalmente la acción que toma “A” no beneficia la trascendencia de “B”. 



El bien, el mal y Dios

Muchas veces el comportamiento más efectivo es el malo, a no ser por las represalias de los demás individuos. Si a una máquina humana se le pudiera convencer de que nadie sabrá de algún comportamiento malo que hiciera a cambio de trascendencia, entonces lo haría, si este fuera más conveniente que un comportamiento bueno. Haría el comportamiento malo así se tratara del peor de los males a cambio de la mínima de la trascendencia, siempre que ese comportamiento no la perjudique.

            Con la creencia en Dios, la máquina humana siempre considerará que “alguien” sabrá de sus acciones ya sean estas buenas o malas. La creencia en Dios hace a la máquina humana más buena de lo que sería sin esa creencia. Se puede llegar al punto en que un individuo puede tener un comportamiento bueno, con la intención de que sea considerado como bueno por los demás, cuando no hay ningún otro individuo como testigo. En la información que tiene este individuo, no existe nadie más que Dios de testigo de ese comportamiento y es debido a que cree que Dios es testigo de ese comportamiento que realiza dicho comportamiento.

Cuando el individuo hace algo bueno trata de que los demás individuos se enteren para ser recompensado y cuando hace mal trata de que no se den cuenta para no ser castigado.

El comportamiento que se elige realizar depende solamente de la trascendencia que este dará, independientemente de si es bueno o malo, pero algunas veces, el que otros individuos consideren dicho comportamiento como bueno o malo, afecta a la trascendencia de quién lo realiza y es cuando se toma en cuenta el que el comportamiento sea bueno o malo.

El suicidio

Las tareas individuales de cada uno de los instintos herramienta se puede evitar, pero la tarea que tiene el instinto de trascendencia nunca se puede evitar. Es decir, se puede realizar acciones, por ejemplo, para evitar la reproducción, como el celibato, o se puede realizar acciones para evitar la vida, como el suicidio. Ambas acciones van en contra del instinto de reproducción y de supervivencia, respectivamente. Por otra parte, un ser vivo es incapaz de realizar acciones para evitar la trascendencia. Si se realizan acciones que aparentemente van en contra de la trascendencia, como el celibato o el suicidio, se realizan, porque tienen como fin, la trascendencia.

            El suicidio es uno de tantos ejemplos del comportamiento complejo del ser humano debido a su peculiar cerebro. La máquina humana tiene la capacidad de realizar cálculos con información proveniente de sus sentidos y de su memoria. La información proveniente de cálculos se puede referir tanto a tiempos como a lugares que no son los que se encuentran en la memoria y los sentidos. El cerebro evolucionó de tal manera que es capaz de proporcionar información calculada, pero los instintos que sirven de herramienta al instinto de trascendencia no evolucionaron a la par del cerebro, por lo que no son capaces de procesar dicha información calculada como tal por lo que la procesan como información proveniente de los sentidos y de la memoria.
La información proveniente de los sentidos y de la memoria es información que se refiere al presente, al aquí y a un pasado que se llamará pasado memorizado. La información proveniente de los cálculos se refiere al futuro, al allá y a un pasado que se llamará pasado calculado.

            El pasado memorizado es información proveniente de experiencias que se vivieron, o sea es todo lo que la máquina humana recuerda. Esta información, por tanto, siempre se referirá a un tiempo posterior al nacimiento de la máquina humana que posee dicha información. El pasado calculado se refiere a información proveniente de conclusiones. El pasado calculado, entonces, se puede referir tanto a información de un tiempo anterior como a información de un tiempo posterior al nacimiento y que no, necesariamente, presenció la máquina humana que posee la información.

            Debido, en gran parte, a la información calculada, la máquina humana realiza una acción que parecería no cumplir con el instinto de trascendencia, esta acción es el suicidio. La información calculada, provoca que la máquina humana piense que después de la muerte existe más vida y gracias a esto, el suicidio es un comportamiento que algunas máquinas humanas llegan a realizar.

            La máquina humana, durante su existencia, se encuentra con que tiene que elegir una acción entre varias para realizar en un momento dado. Algunas ocasiones, todas las acciones que puede realizar van en contra de sus instintos, pero aun así elige una.

Por ejemplo: si la máquina humana se encuentra en un lugar alto, con un peligro de muerte, el cual sólo se puede evitar saltando de ese lugar, esta saltará, aún cuando el saltar de un lugar alto va en contra de su instinto. La máquina humana realiza una evaluación en la que determina que el saltar es lo que le dará mayor trascendencia y entonces eso es lo que hace.

            La manera en que piensa la máquina humana cuando se suicida es la siguiente:
           
Primero, se encuentra en una situación A que la llevará a otra B. Esta situación B, le quitará más trascendencia que otra situación, debido a esto, la acción que realizará tendrá como objetivo el evitar esta situación B. La acción que realice hasta ese momento tendrá como finalidad, solamente, el evitar la situación B y no el encontrarse en otra situación específica. Posteriormente, descartará acciones posibles de realizar si dichas acciones la llevan a situaciones que quiten más trascendencia que la situación B y busca acciones posibles de realizar que lleven a situacones que quiten menos trascendencia que la situación B. Finalmente, se realizará la acción que lleve a la situación que más trascendencia de o que menos trascendencia quite.

            El suicidio se fortaleció como alternativa de evasión de situaciones para la máquina humana, en el momento en el que el cerebro de esta comenzó a tener la capacidad de realizar cálculos que determinaban lugares y tiempos remotos. Al tener la capacidad de realizar estos cálculos, se determinó la posibilidad de que, después de la muerte exista más vida. Al existir vida después de la muerte, el lugar al que se va después de la muerte se convirtió en una situación que ofrece trascendencia, en algunas ocasiones, mejor que todas las demás situaciones a las que puedan llevar las demás acciones posibles de realizar para evitar la situación B.

            Todo comportamiento que realiza la máquina humana se realiza con la intención de trascender, pero esto no quiere decir que todo comportamiento que realiza la máquina humana la hace trascender. Es por esto que el suicidio no viola el instinto de trascendencia, ya que se realiza con la intención de trascender, cumpla o no esto su función.

Un instinto herramienta dice: “Evitar la situación que quita más trascendencia que otra”. Esto ocasiona que, algunas veces, se llegue al suicidio cuando se junta dicho instinto con la idea de la vida después de la muerte. El suicidio se convierte en una acción que lleva a una situación que da más trascendencia que otras.

En algunas ocasiones la máquina humana se encuentra en una situación A y determina que, sin importar qué acción realice, esta situación A la llevará a otra situación B. Si todas las acciones, incluso el suicidio, llevarán a la situación B, pero aún así se toma la decisión del suicidio, esto se debería a que la máquina humana sabe que no es tan seguro que exista la situación B al realizar el suicidio como al realizar cualquier otra acción. Quizá sabe que las otras acciones llevan a la situación B por experiencias anteriores lo cual fortalece esa información como fidedigna, pero como nunca se ha suicidado, la máquina humana, no está por completo segura de que existe la situación B después de la muerte y como se trata de evitar la situación B, se opta por el suicidio.